Un estudio conjunto dirigido
por especialistas de la Universidad de Leeds en el Reino Unido y la Universidad
de Geociencias de Wuhan en China, en colaboración con la Universidad
Friedrich-Alexander de Erlangen-Nuremberg en Alemania, muestra que la causa de
esta prolongada ausencia de riqueza biológica fue el incremento de las
temperaturas en los trópicos hasta niveles letales: alrededor de 50-60°C en
tierra, y 40°C en la superficie del mar.
El
calentamiento global ya había sido señalado como una causa decisiva de esta
extinción en masa a finales del Pérmico, pero
el nuevo estudio realizado por el equipo de Yadong Sun es el primero en mostrar
que las temperaturas extremas impidieron, durante millones de años, que la vida
en las latitudes ecuatoriales tal como la entendemos hoy allí, recomenzara.
La existencia de una Zona
Muerta durante millones de años, en la época en que la Tierra tenía un continente
gigante llamado Pangea, acarreó numerosas situaciones anómalas. Había mucha
humedad en los trópicos pero casi nada crecía allí. Ningún bosque se
desarrolló, esencialmente sólo arbustos y helechos. No se podía encontrar
ningún pez o reptil marino en los trópicos, sólo ciertos crustáceos y moluscos,
y no existía virtualmente ningún animal terrestre porque su alta tasa
metabólica le imposibilitaba lidiar con las temperaturas extremas. Simplemente
el calor de la Zona Muerta era demasiado alto como para que muchas de las
formas de vida pudieran sobrevivir allí.
Sólo las regiones polares
proporcionaban un refugio aceptable para el calor achicharrante que cubría
buena parte del planeta.
Sobre el detonante de la
catástrofe que condujo a la extinción, se han propuesto diversas teorías,
bastantes de las cuales incluyen como mecanismo principal erupciones volcánicas
descomunales, las cuales, entre otros efectos, provocaron un cambio climático
global.
Fuente: Noticias de la ciencia
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