El año 2014 será el más
caluroso de toda la historia de las observaciones meteorológicas, pronostican
científicos alemanes.
Los expertos estructuran sus
previsiones basándose en el célebre fenómeno El Niño, que se caracteriza por el
calentamiento periódico de las aguas del océano Pacífico y las anomalías
climáticas relacionadas con ello. Con ayuda de un nuevo método de
pronosticación los especialistas han llegado a la conclusión de que la nueva
fase de formación de El Niño comenzó en setiembre del año pasado y en 2014
alcanzará el pico de actividad.
El calor sofocante, y al
mismo tiempo incendios, sequías, huracanes en unas regiones e inundaciones en
otras pueden azotar la Tierra en el año en curso. Científicos alemanes de la
Universidad Justus Liebig ligan sus suposiciones sobre los futuros cataclismos
al despertar de El Niño. Esta cariñosa denominación fue dada en su tiempo por
pescadores latinoamericanos al inexplicable calentamiento del océano. Pero, una
vez fortalecido El Niño adquiere enorme influjo sobre todo el sistema climático
del planeta, señala el jefe del Laboratorio de Procesos Antropológicos del
Instituto de Oceanología, Piotr Zaviálov:
—El Niño es un fenómeno
climático ampliamente conocido, que se produce de forma periódica, en promedio,
una vez cada cuatro años. Se genera en el sur del Pacífico, pero sus
manifestaciones se observan por todo el planeta. En síntesis, consiste en la
debilitación de los vientos alisios, que soplan de la zona tórrida, con
inclinación al nordeste o al sudeste, según el hemisferio en que reinan, en el
brusco calentamiento de la temperatura el océano en la región del Pacífico en
el litoral de América del Sur y en la distribución anómala de la presión
atmosférica.
Los que peor lo pasan son
los países cercanos a las latitudes ecuatoriales. Muchos hasta hoy día
recuerdan con espanto el año 1997. Entonces los incendios causaron estragos en
enormes superficies de Indonesia y posteriormente pasto de las llamas fueron
los bosques de Australia. Ese año, la longitud de la franja de fuego en los
bosques de Brasil alcanzó mil seiscientos kilómetros. Pero El Niño se aproxima
cada vez más a las latitudes boreales, apunta el vicedirector del Instituto de
Geografía de la Academia de Ciencias de Rusia, Arkadi Tishkov:
—Climatólogos destacan la
influencia cada vez mayor del océano Pacífico en la formación del tiempo en
Europa. Si antes en este continente vinculaban el cambio del tiempo con los
procesos que se operan en el norte del Atlántico, pues en los últimos años El
Niño puede influir sobre el clima de diferentes regiones. Puede provocar un
aumento de la cantidad de precipitaciones o, por el contrario, una disminución
de las mismas, o sea modificar la correlación de las zonas de baja y altas
presión atmosférica, lo cual da lugar a la formación de las circulaciones
ciclónicas.
En el Hemisferio Norte
relacionan a El Niño, ante todo, el período de calor anómalo de junio-agosto de
2010. En América del Norte, Europa, el norte y centro de Asia la temperatura
entonces batió todos los récords. Este año no existen premisas para tal estado
del tiempo, tranquiliza Arkadi Tishkov:
—El tiempo quizás sea algo
más anómalo que el año pasado. Pero ¿alcanzará la envergadura de los años 2002
o 2010? Es difícil decirlo ahora. Para ello se requiere conocer no solo las
fases de El Niño, sino también las décimas de grado que puede cambiar la
temperatura del océano y cómo influirá en la circulación atmosférica.
Seguramente, los científicos alemanes tienen fundamentos para hacer sus
pronósticos. Pero en los pronósticos emitidos por el Servicio ruso de
Hidrometeorología y Monitoreo Medioambiental Roshidromet no se expusieron
tan serias anomalías climáticas.
Es que los cambios de la
temperatura del océano Pacífico concluyen su ciclo a finales primavera. Y hasta
entonces se hace difícil pronosticar el comportamiento de El Niño: ¿cobrará
fuerza o se extinguirá lentamente? – esto también ha ocurrido. Fuente: La Voz de Rusia
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