Científicos de Vladivostok
encontraron en aguas árticas, a una profundidad de cerca de un kilómetro y
medio un espécimen gigante desconocido.
Los primeros en detectar al
monstruo fueron los sensores del aparato Clavecin. Al principio, los
científicos pensaron que el aparato había detectado una manada de organismos
más pequeños, pero poco después comprendieron que se trataba de un solo
ejemplar de dimensiones enormes. Después ocurrió lo
nadie esperaba, el monstruo de repente se lanzó sobre el aparato y comenzó a
sacudirlo, informó el doctor en ciencias tecnológicas Leonid Naumov.
Cuando lograron elevar a
Clavecin, sobre su superficie se veían abolladuras y arañazos. Los científicos
pidieron ayuda a biólogos oceánicos pero estos no pudieron clasificar al raro
espécimen. Fuente: La Voz de Rusia
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