En los últimos treinta años,
se ha multiplicado el número de muertos a causa de sequías y fríos anómalos en
Europa. En otras regiones la situación es prácticamente similar.
Algunos expertos atribuyen
esta tendencia al calentamiento global. Otros sostienen que el hombre
contemporáneo se adapta peor a los cambios del entorno, lo que influye
negativamente en su capacidad de sobrevivir.
El informe parte de los
datos reunidos en Europa. Desde 1980, aquí han muerto a causa de temperaturas
anómalas el doble más personas que en los primeros ochenta años del siglo
pasado. Semejante cuadro se observa en otras regiones. La mayoría de las
muertes a causa de un calor inusitado se registran en Asia, África y ambas Américas.
El especialista jefe del
centro de meteorología Fobos, Ievgueni Tishkovets, dice que este fenómeno se
debe al calentamiento global del clima:
—En los últimos cincuenta
años, los paleoclimatólogos han notado un insólito crecimiento de las temperaturas
globales con respecto a los datos correspondientes a los mil trescientos años
anteriores. La temperatura del aire ha subido prácticamente un grado centígrado
entero. La del océano mundial, siete décimas de grado. El nivel del océano ha
crecido veintidós centímetros. El permafrost está retrocediendo hacia el norte
a una velocidad de un kilómetro y medio anual. El área de la banquisa ha
disminuido tres veces en los últimos cincuenta años. En el mismo período ha
crecido sustancialmente el número de días de calor anómalo y el de períodos de
fríos inusitados. Estos saltos de tiempo afectan seriamente la salud humana.
Al parecer, un grado
centígrado no es nada. Pero se trata de la media anual de temperaturas
globales. En la práctica, este grado se traduce en un par de semanas de sequía
anómala en verano y otros tantos días de fuertes fríos en invierno, con decenas
de miles de muertes a causa de insuficiencia cardíaca y otras enfermedades
agudas.
Las estadísticas son
horripilantes. En 2010, cincuenta y cinco mil personas murieron en Rusia a
causa de una anómala sequía. En 2003, un tiempo no menos duro se registró en
Europa. El inusitado calor segó la vida de más de setenta mil europeos. Este
verano, sesenta mil personas fueron hospitalizadas en el Japón tras haber
sufrido un golpe de calor. Muchas de ellas no sobrevivieron.
No es que antes fuésemos
totalmente invulnerables ante las anomalías climáticas. Las antiguas crónicas
hablan de tiempos bien duros desde el punto de vista del clima. Pero la
selección natural funcionaba antes mucho mejor que ahorra. El director del
programa Clima y Energía de WWF, Alexéi Kokorin, aclara:
—En las generaciones
anteriores era muy alta la tasa de mortalidad infantil y senil que últimamente
ha bajado mucho. Tenemos muchos más ancianos y niños enfermos que son más
sensibles a los cambios climáticos. Ahora ha bajado mucho. Sencillamente, en
tiempos de peste, en Europa nadie hacía caso a los dolores de cabeza causado
por un mal tiempo.
La civilización supone un
avance sin precedente de la medicina, pero también perjudica la salud. El mal
radica incluso en el aire acondicionado que todos consideramos una salvación.
El local se enfría mediante extracción del aire caliente hacia fuera. Pero allí
ya tenemos el asfalto sobrecalentado, el concreto de los edificios, una enorme
cantidad de autos y plantas industriales. En verano, en los barrios compactos
de las grandes urbes, la temperatura nocturna resulta casi tan alta como la
diurna. Fuente: http://spanish.ruvr.ru/2013_10_23/El-clima-amenaza-a-la-supervivencia-del-genero-humano-3105/
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