Tras el invento de los antibióticos la esperanza media de
vida del hombre aumentó en varias veces. Las personas dejaron de perecer en
masa a causa de la tuberculosis o la gripe. Correspondientemente, aumentó el
número de habitantes en el planeta. Actualmente los científicos del mundo
entero diseñan nuevas formas de antibióticos y tratan de potenciar sus efectos.
Pero por el momento, los resultados son muy escasos. Los microorganismos han
aprendido a adaptarse a todo, dice Nikolái Bespálov, director del departamento
de investigaciones y consultoría de la compañía Farmexpert:
— Cualquier microorganismo con el tiempo adquiere cierta
resistencia a los antibióticos y a otras sustancias que influyen en su
actividad vital. Por eso algunos microorganismos en el proceso de adaptación
producen sustancias que inactivan los antibióticos. En su tiempo la penicilina
se empleaba ampliamente y salvó muchísimas vidas, era el antibiótico número uno
en el mundo, pero ahora no se usa porque resulta ineficaz contra los
microorganismos existentes en la naturaleza.
Sin embargo, a las nuevas condiciones se adaptan no solo
los microorganismos. La inmunidad del ser humano también se vuelve con el
tiempo más resistente a las infecciones generadas por bacterias y virus. Es una
guerra entre el mundo de los seres humanos y el mundo bacteriano que dura ya
millones de años. Por el momento el género humano se lleva la palma, pero no se
puede descartar que algún día las enfermedades hace tiempo olvidadas resurjan
en una forma nueva, señala Nikolái Bespálov. Más información: La Voz de Rusia
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