El portavoz de la policía de
Tasmania, Scott Tilyard, informó de la posibilidad de encontrar víctimas
mortales entre los escombros del centenar de casas que han sido calcinadas en
varias poblaciones de este estado, ubicado en el sureste de Australia.
"Temo que alguien pudo
haber muerto en el fuego (..) aunque todavía es muy pronto para
confirmarlo" declaró Tilyard en el último informe a los medios.
Miembros de la policía y
bomberos se encuentran revisando "puerta por puerta" todas las
propiedades afectadas por los incendios que se
iniciaron el pasado viernes debido a las altas temperaturas que han alcanzado
picos de 41.3 grados centígrados en algunos lugares de la isla, las más
altas registradas desde 1880, y ya han arrasado más de 120.000 hectáreas.
La búsqueda de cuerpos se ha
centrado en los edificios de las poblaciones de Dunalley, Boomer Bay y Marion
Bay, donde más de 100 residentes aún no se han puesto en contacto con sus
familiares o las autoridades locales.
"En este momento no
hemos encontrado ningún fallecido (...) Hay una gran cantidad de locales que
aún están pendientes de revisión. Hasta que no comprobemos todos los
lugares no podremos confirmar que haya habido muertes", señaló el portavoz
policial quien indicó que los miembros del rescate trabajan a un ritmo ocho
casas por hora.
En la jornada de ayer, las
autoridades informaron que un miembro de la brigada de bomberos podría haber
quedado atrapado en un edificio mientras intentaba sofocar un incendio en la
comunidad de Dunalley, a unos 50 kilómetros de la ciudad de Hobart.
Precisamente, la
comunidad de Dunalley es una de las más afectadas después de que el fuego
destruyera el 30 % de los edificios de la población y obligara a la
mayoría de sus habitantes a trasladarse a otras ciudades o refugios instalados
por el Gobierno para pasar la noche.
Varios residentes de esta
localidad explicaron a los medios cómo escaparon de las llamas que se aproximaban
buceando a través del canal que cruza la población.
Al menos tres focos
distintos permanecen activos y fuera de control, lo que ha obligado al
Servicio de Bomberos de Tasmania a emitir una nueva alerta en varias
poblaciones e iniciar el plan de evacuación de los residentes.
Hasta el momento, las
autoridades locales han indicado que más de 3.000 personas han tenido que
abandonar sus hogares por los incendios desde el pasado viernes, de las cuales
al menos 300 se encuentra alojadas en los refugios gubernamentales.
El jefe de los bomberos de
Tasmania, Gavin Freeman, declaró ayer al canal de televisión ABC que a pesar de
que algunos focos están controlados o han perdido intensidad, la población debe
permanecer vigilante ante posibles rebrotes de las llamas.
"No podemos relajarnos
todavía. Las personas deben permanecer en alerta y escuchar las informaciones
de los medios y las advertencias a través de nuestra página web, así como las
instrucciones de lo que tienen que hacer en caso de emergencia", afirmó Freeman.
Fuente: RPP Noticias
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