Un grupo de
científicos advierte que están bajo amenaza. Según un informe publicado
recientemente en la revista Science, las tasas de mortalidad se han
incrementado en forma alarmante entre los árboles de 100 a 300 años de
antigüedad.
Los registros de los bosques
suecos que se remontan a mediados del siglo XIX asoman la escala del problema.
Un estudio que se prolongó
por 30 años sobre los fresnos de Australia mostró que los grandes árboles
estaban muriendo a una tasa 10 veces superior a la normal durante años en que
no se había producido ningún gran incendio.
El problema, dicen los
especialistas, es global, aunque las causas varían.
"Estamos
viendo una mortalidad masiva en muchos sistemas", dice el profesor David
Lindenmayer de la Universidad Nacional de Australia.
Desde el parque Yosemite en
California hasta las sabanas africanas, pasando por la selva brasileña, los árboles más grandes están cayendo sin importar el
clima y el ambiente.
"Están
siendo cocinados por las temperaturas más altas, o quemados en incendios. No siempre nos damos cuenta de que mientras más viejo y
grande es el árbol, también es más delicado", señala el especialista.
En un territorio agrícola
como el australiano, los árboles grandes y viejos son más visibles. Pero según
Lindenmayer, las apariencias engañan.
"Ninguno de esos
árboles ha podido reproducirse en forma exitosa, debido al efecto del
pastoreo", dijo, en alusión al daño que le hace el ganado a los árboles
jóvenes cuando vacas y ovejas están pastando.
"Nos quedan entre 5 y
10 años, tiempo en el que seguirán produciendo semillas. Tenemos que controlar
el pastoreo en conjunto con los dueños de la tierra", indicó.
Además de la tala y la
ganadería, los seres humanos están introduciendo nuevas especies que resultan
mortales para los árboles grandes.
"Estamos cambiando el
mundo de muchas maneras al mismo tiempo", apunta otro de los autores, el
profesor Bill Laurance de la Universidad James Cook.
Laurance se
refiere a organismos, enfermedades y agentes patógenos, que "están
proliferando como locos".
Estos árboles sucumbieron al
ataque de los escarabajos. En muchos casos, es la combinación de factores lo
que está resultando tóxico para los árboles.
En la costa
oeste de Estados Unidos, los escarabajos del pino se han multiplicado gracias,
en parte, a las temperaturas cambiantes.
"Las poblaciones están
creciendo donde antes morían por el invierno", dice Laurance. "Pero
los inviernos son ahora tan suaves que están proliferando, y en algunos casos
acabando con bosques enteros".
Pero mientras que la
presencia del ser humano ha sido un factor primordial en la deforestación y
limpieza de tierras para la agricultura, la ausencia de personas también puede
representar una amenaza para los árboles. Fuente: BBC Mundo